Siempre he tenido un gusto particular por escuchar historias, me gustaba sentarme durante largas horas con cualquiera que estuviera dispuesto a hablarme sobre el pasado ficticio o real, pensaba que con las historias el mundo se iba haciendo grande o pequeño, pintaba en mí mente cosas extrañas llenas de sueños sin limitaciones que me permitían tener la mente en las nubes y conservar el cuerpo en la tierra, sin dejarme llevar mas de lo necesario.

 

Un tiempo después conocí algo nuevo por medio de historias que salían de lugares diferentes a las bocas de mi familia, llegaban a mi como canciones, como hermosas películas o como libros con páginas de un olor delicioso, me hicieron conocer lo maravilloso que puede ser un ritmo caribeño, una película de misterio o un libro de historia, me adentré especialmente en aquellas vivencias extraordinarias, compuestas por personas del lugar de donde provengo, de mi país y mi continente, un espacio lleno de naturaleza y personas increíbles, y marcado muy profundamente por el conflicto y por el dolor.

 

Saber que el mundo no era todo sueños y el descubrir la guerra, cambio mi vida.

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El conocer el mundo real, el dolor, la guerra, los paradigmas, las injusticias y demás situaciones que están muy presentes en el mundo represento para mi un sentimiento de responsabilidad con el futuro empezando con una crítica a situaciones políticas, al machismo, a la violencia, a la misoginia, al odio y a todo aquello que hace estas brechas sociales aún más grandes. Y esto siempre en la búsqueda de la esperanza, de la fe en la humanidad que aún nos queda.

 

Para mi es claro que hay una gran cantidad de limitaciones culturales e históricas en nuestros pensamientos, pero siento que mediante el arte se puede aportar un gran cambio en una vida, y tal vez ese es el camino que me interesa, un camino en el cual pueda dejar una pequeña huella con cada vida e historia que me cruzo en los andares de la vida y las caminatas sin rumbo, nutriendo estas de imágenes, ideas sueltas, fragmentos de colores y cosas que ayuden a sobre llevar los dramas del día a día, des estructurando el discurso de odio con el que hemos crecido como sociedad.

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